La siguiente crítica, del cómic Admirado maestro... Las cartas sobre la mesa. Volumen 1 de Manuel Vázquez (Glénat, 1997) salió en el suplemento "Táboa redonda" el 8 de noviembre de 1997 y fue la primera crítica de un cómic que escribí y que publiqué. Incluyo algún dato que entonces desconocía.
Ediciones Glénat ha publicado recientemente el tercer álbum póstumo de Manuel Vázquez, en el que el protagonista es el propio autor, al igual que los otros dos: Sábado sabadete y Agente del fisco. La principal diferencia con respecto a aquéllos es que, en éste (que recopila historietas publicadas para las revistas de Ediciones B, heredera de Bruguera, tras quebrar ésta), Vázquez incluye numerosos retazos autobiográficos y algunas reflexiones sobre el cómic y el humor muy refinadas.
La idea del tebeo consiste en un consultorio en el que supuestos fans preguntan al ya fallecido dibujante sobre lo divino y lo humano: cómo hacer una tortilla francesa, cómo hacer un huevo frito, cómo coger setas, cómo escribir guiones tan graciosos como los suyos...
Con sus ingeniosas respuestas, nuestro "admirado maestro" cuenta deliciosas batallitas (por supuesto, todas ficticias), a la vez que hace una incursión en los fundamentos del noveno arte, lo que podríamos denominar metacómic.
Así, en esta obra, el propio Vázquez afirma sobre sus guiones (mientras mira su ficticia biblioteca, titulada "Obras maestras del humorismo mundial"): "según se alimentan, las ideas serán robustas o paupérrimas, a mí me gusta alimentarlas con lo mejor y se me crían muy bien. Me sale caro alimentarlas, pero se me crían que da gusto verlas. Hoy les voy a dar Woodehouse''. No hay más que leer el tebeo para darse cuenta de ello.
Además, es de agradecer el hecho de que sea un "volumen I", ya que eso significa que vamos a poder seguir disfrutando de las desternillantes aventuras del creador de Anacleto, agente secreto.
Manuel Vázquez, uno de los dibujantes de tebeos más conocidos e influyentes de España, ha sido recuperado con mucho tino por Glénat para los lectores adultos, tras toda una vida haciendo historietas para niños en Bruguera y Ediciones B, creando personajes tan famosos como el mencionado Anacleto, Las hermanas Gilda, La abuelita Paz, Angelito, El inspector Ojal, El tío Vázquez y tantos otros.
Precisamente de Ediciones B fue inexplicablemente despedido por "falta de calidad", tras lo que fue rescatado por varios fanzines (Makoki, Mono Gráfico), donde publicaba historietas guarras con el pseudónimo Sappo.
Glénat ha editado también dos tomos llamados Gente peligrosa y una colección de seis tebeos, llamada By Vázquez, que actualmente se encuentra de saldo en muchas librerías.
Como dice él mismo en este tebeo, Vázquez era "un genio... un manantial que no cesa, luz de amanecer, fénix de los ingenios, el único, el grande, la pera, la reoca, el asombro de Damasco, la Sabrina del lápiz...''. Con eso, está todo dicho.
La Sabrina del lápiz
Ediciones Glénat ha publicado recientemente el tercer álbum póstumo de Manuel Vázquez, en el que el protagonista es el propio autor, al igual que los otros dos: Sábado sabadete y Agente del fisco. La principal diferencia con respecto a aquéllos es que, en éste (que recopila historietas publicadas para las revistas de Ediciones B, heredera de Bruguera, tras quebrar ésta), Vázquez incluye numerosos retazos autobiográficos y algunas reflexiones sobre el cómic y el humor muy refinadas.
La idea del tebeo consiste en un consultorio en el que supuestos fans preguntan al ya fallecido dibujante sobre lo divino y lo humano: cómo hacer una tortilla francesa, cómo hacer un huevo frito, cómo coger setas, cómo escribir guiones tan graciosos como los suyos...
Con sus ingeniosas respuestas, nuestro "admirado maestro" cuenta deliciosas batallitas (por supuesto, todas ficticias), a la vez que hace una incursión en los fundamentos del noveno arte, lo que podríamos denominar metacómic.
Así, en esta obra, el propio Vázquez afirma sobre sus guiones (mientras mira su ficticia biblioteca, titulada "Obras maestras del humorismo mundial"): "según se alimentan, las ideas serán robustas o paupérrimas, a mí me gusta alimentarlas con lo mejor y se me crían muy bien. Me sale caro alimentarlas, pero se me crían que da gusto verlas. Hoy les voy a dar Woodehouse''. No hay más que leer el tebeo para darse cuenta de ello.
Además, es de agradecer el hecho de que sea un "volumen I", ya que eso significa que vamos a poder seguir disfrutando de las desternillantes aventuras del creador de Anacleto, agente secreto.
Manuel Vázquez, uno de los dibujantes de tebeos más conocidos e influyentes de España, ha sido recuperado con mucho tino por Glénat para los lectores adultos, tras toda una vida haciendo historietas para niños en Bruguera y Ediciones B, creando personajes tan famosos como el mencionado Anacleto, Las hermanas Gilda, La abuelita Paz, Angelito, El inspector Ojal, El tío Vázquez y tantos otros.
Precisamente de Ediciones B fue inexplicablemente despedido por "falta de calidad", tras lo que fue rescatado por varios fanzines (Makoki, Mono Gráfico), donde publicaba historietas guarras con el pseudónimo Sappo.
Glénat ha editado también dos tomos llamados Gente peligrosa y una colección de seis tebeos, llamada By Vázquez, que actualmente se encuentra de saldo en muchas librerías.
Como dice él mismo en este tebeo, Vázquez era "un genio... un manantial que no cesa, luz de amanecer, fénix de los ingenios, el único, el grande, la pera, la reoca, el asombro de Damasco, la Sabrina del lápiz...''. Con eso, está todo dicho.
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