viernes, 21 de septiembre de 2012

Crítica de "The Shop Around the Corner"

The Shop Around the Corner (El bazar de las sorpresas, 1940) es sin duda una de las mejores comedias de Ernst Lubitsch -para él mismo, la mejor- y, por tanto, una de las mejores películas de todos los tiempos. Es la segunda vez que veo esta deliciosa cinta, de la que luego hicieron una revisión con los sosos Tom Hanks y Meg Ryan -You Got Mail (Tienes un e-mail, Nora Ephron, 1998)-, y me he reído tanto o más que la primera.

Se trata de una comedia de enredo que gira entorno a un hombre y una mujer que se aman epistolarmente pero se odian en persona y los golpes de humor radican en la maestría con la que Lubitsch maneja la información: lo que muestra y lo que oculta, lo que está en el plano (ejemplo: los pies de Pirovitch) y lo que está fuera de plano (el resto del cuerpo cuando el señor Matuschek amenaza con querer oír la verdad), lo que cada uno de los personajes sabe o no sabe en un determinado momento.


Me llaman especialmente la atención de la trama dos aspectos:

1) Cómo, según Lubitsch, su guionista Samuel Raphaelson y el autor de la obra de teatro en la que se basa la película, Miklós László, la mujer es más dada que el hombre a la infatuación a distancia, algo que he comprobado en la vida real. Aunque el hombre también hace lo propio, en seguida busca la manera de enterarse de quién es su amada postal, mientras que la mujer retrasa lo más posible el momento,  probablemente por miedo a enfrentarse a la dura realidad (un gordo sin dinero que espera que ella sea rica, tal vez). En mi opinión, esta situación se ha visto grandemente incrementada desde la aparición de Internet y, cómo no, Whatsapp.

2) El gran mérito de Lubitsch es hacer creíble una situación totalmente increíble, que es que ella al final, tras haber odiado durante meses las entrañas del personaje que encarna James Stewart, acabe enamorándose en  cuestión de segundos. Esta situación totalmente irreal nos la creemos porque unos minutos antes nos dijo el personaje encargado por Margaret Sullavan que en realidad él le había gustado al principio y que si no fuera porque estaba a punto de comprometerse, él podría ser objeto de sus amores. Vemos que Raphaelson y Lubitsch son capaces de hacer creíble una situación totalmente absurda por un pequeño giro de guión. Porque, en realidad ¿quién se conformaría con una persona de carne y hueso (y, encima, a la que uno odia) podiendo quedarse con un sueño?

En resumen, una obra maestra de uno de los grandes. Realmente, Fernando Trueba quedó a la altura del betún cuando en su diccionario de cine escribió que el cine de Lubitsch sólo tenía valor por ser éste el maestro de Billy Wilder. Espero que Trueba vea de verdad las películas del maestro y este craso error se enmiende en sucesivas ediciones, si es que las hay, de su obra.


C. Aguilar (2009) ha dicho de ella: "esta encantadora comedia es una de la mejores rodadas por Lubitsch, que aporta un estilo sobrio y gentil que resulta un tano raro en él, pero que aquí produjo unos magníficos resultados. Excelente y sobria interpretación".

El equipo de L. Maltin (2011) le da tres estrellas y media sobre un total de cuatro y la califica de: "the ultimate in sheer charm, a graceful period comedy about coworkers in a Budapest notions shop who don't realize that they are lonelyhearts penpals. Superbly scripted by Samson Raphaelson, from Nikolaus Laszlo's play Parfumerie.

Ficha en IMDb: http://www.imdb.com/title/tt0033045/
Ficha en filmaffinity: http://www.filmaffinity.com/es/film778099.html

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