Esta reseña de los dos primeros tomos del cómic Los Borgia, por Alejandro Jodorowsky y Milo Manara, apareció en Crazy Minds el 20 de enero de 2012. La presento aquí con un título y un texto ligeramente distinto y la actualizo.
Los Borgia: cuando el papado era aun más corrupto que ahora. ¿O no?
¡Dos grandes del noveno arte por fin juntos! El chileno Jodorowsky y el italiano Manara aúnan sus fuerzas para dar forma
a una historia digna de ser contada: la de una familia de valencianos, de
apellido Borja (o, por su versión italianizada, como pasaron a la historia:
Borgia), una familia que emigró a Roma para dominar no sólo Italia sino todo el
mundo. ¡Y cómo lo hicieron! Si es cierto lo que nos cuentan estos dos dioses
del cómic: a base de robar, extorsionar, chantajear, matar, asesinar y, sobre
todo, fornicar. Al lado de la obra de Manara
y Jodorowsky, la serie canadiense
dirigida por el irlandés Neil Jordan
resulta algo parecido a las aventuras de Esther (¡y eso que hay quien acusó al
director de la serie de copiar a nuestros hombres!) y no sé por qué pero me
parece que el chileno y el italiano están más cerca de la realidad. ¿Será porque
ambos son latinos?
Esta primera parte de la obra (formada por los volúmenes
subtitulados Sangre para el papa y El poder y el incesto) nos habla de un
tiempo en el que la institución papal estaba todavía más corrupta que hoy en
día, si cabe; en la que la Iglesia católica hacía lo que fuera por mantener su
poder y sus cabezas visibles no dudaban en asesinar a cientos de personas y
después culpar a cualquiera, con tal de que la institución que dirigían no sólo
no perdiera su prestigio sino que cada vez tuviera más, y la prueba de que lo
lograron es simplemente ver que aún siguen ahí. Tampoco, según los autores, dudaban en
quitarle la sangre a jovencitos para dársela a un decrépito papa que quería
tener un poco más de vigor. En resumen, esta primera parte de la obra nos
muestra Roma como una Sodoma o una Gomorra donde el incesto, la homosexualidad,
la corrupción, el asesinato, el robo y muchas otras formas de mal eran
utilizados por la cabeza de la Iglesia para conseguir sus objetivos terrenales.
En su madurez como dibujante, el pornógrafo Manara alcanza cotas de calidad
altísimas en el trazo y, en este caso, se beneficia del buen hacer de Jodorowsky, pues el italiano no es un
buen guionista y siempre ha realizado sus mejores obras cuando ha contado con
guiones ajenos, en especial en el caso de Hugo
Pratt y Federico Fellini,
creadores cuyos universos se adaptaban como anillo al dedo al del erotómano Manara. No sé si este es el caso de Jodorowsky, que más que por su
erotomanía, ha destacado por la profundidad psicoanalítica de sus enfoques,
pero en todo caso, lo que está claro es que estamos ante una combinación
ganadora.
La obra se completa con otros dos tomos (subtitulados El veneno y la hoguera y Todo es vanidad), el último de los
cuales fue presentado a lo largo del 2011 en diversos eventos comiqueros y que
ya se encuentra en las librerías especializadas de la mano de la editorial
barcelonesa Norma. En breve les informaremos del fin de la saga.
Actualización a día de hoy: leí los tomos 3 y 4 y mi idea era hacer una nueva reseña para Crazy Minds, pero realmente no tenía gran cosa que decir, pues la obra sigue en la misma tónica que en los dos primeros tomos: no es una obra maestra pero se trata de un cómic entretenido y digno de ser leído, que cuenta con el gran dibujo erótico del maestro Manara y, en cuanto al guión, Jodorowsky se ceba con toda la violencia y sexo de aquella Sodoma que fue la Roma del Renacimiento.
Actualización a día de hoy: leí los tomos 3 y 4 y mi idea era hacer una nueva reseña para Crazy Minds, pero realmente no tenía gran cosa que decir, pues la obra sigue en la misma tónica que en los dos primeros tomos: no es una obra maestra pero se trata de un cómic entretenido y digno de ser leído, que cuenta con el gran dibujo erótico del maestro Manara y, en cuanto al guión, Jodorowsky se ceba con toda la violencia y sexo de aquella Sodoma que fue la Roma del Renacimiento.
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