La siguiente reseña de Cartas de África, de Arthur Rimbaud, con ilustraciones de Hugo Pratt (Gallo Nero, 2011) fue publicada originalmente en Crazy Minds el 28 de diciembre de 2011.
Dos europeos que quisieron ser africanos
Este
volumen, el número 4 de la colección Gallographics, es una traducción (no muy
buena, por cierto) de la publicada en 1991 por Edizioni Nuages de Milán, con
dibujos del gran Hugo Pratt
(1927-1995). Recopila las cartas que el francés Arthur Rimbaud (1854-1891) escribió a su familia y a algunos socios
comerciales mientras estaba en África y Arabia, mientras se dedicaba a
distintos negocios, entre ellos el tráfico de armas.
Las
cartas no ofrecen una profunda perspectiva de la personalidad del escritor,
pues en casi todas el autor de Una
temporada en el infierno se limita a pedir libros y otros enseres a su
familia; sólo en algunos breves pasajes leemos cómo describe el paisaje de esos
lugares, así como sus gentes, y vemos hasta qué punto era una persona
inconformista, insatisfecha, que nunca estaba a gusto en ningún sitio. Lo parte
más dura de la obra la componen las últimas cartas, en las que el poeta francés
explica cómo el dolor que le producía el cáncer que corroía su pierna le hizo
contratar un equipo de porteadores para que lo llevaran hasta el puerto a través
del desierto, travesía en la que no pudo bajarse de la camilla ni para hacer
sus necesidades.
Pero quizá
lo más destacable de esta obra, y donde radica su diferencia, sea la gran
sintonización existente entre el autor y el ilustrador que, más de cien años
después, puso imágenes a lo que Rimbaud
escribió. Y es que no podría haber un dibujante más idóneo para reflejar ese
cruce de caminos y ese choque de culturas que es el cuerno de África, donde Pratt se crió. El historietista
italiano, igual que Rimbaud,
aprendió la lengua local, se mezcló con los lugareños, vivió entre ellos y se
empapó del colorido, la riqueza, la belleza de esas gentes (que para algunos
son las más bellas de África y del mundo) y de esos paisajes.
En
resumen, se trata de una obra que va a atrapar tanto al seguidor de la
literatura de Rimbaud, como a los de
los cómics y acuarelas de Hugo Pratt
y si te encuentras en alguno de estos dos grupos ¡tienes que hacerte con ella!
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