Esta reseña del cómic La familia Churumbel, de Manuel Vázquez (Ediciones B, 2011) fue publicada originalmente el 21 de diciembre de 2011 en la sección de libros de la web Crazy Minds, coordinada por la gran editora Olga Font, ahora lamentablemente retirada. También despertó un cierto número de comentarios. Esperamos que les guste.
El Vázquez más políticamente incorrecto
Ya es un lugar común dentro de la crítica de cómics
españoles el decir que, con la primera etapa de las hermanas Gilda, Manuel Vázquez (Madrid, 1930-Barcelona,
1995) alcanzó la cota máxima de lo políticamente incorrecto, pues esos
personajes le causaron numerosos problemas con la censura. Sin embargo, la
familia Churumbel sin duda sobrepasaba a las hermanas de posguerra en ese
aspecto, al menos si vemos estas historietas con ojos actuales. Si con las
hermanas Gilda, Vázquez se burlaba de la sacrosanta institución familiar, con la
familia Churumbel, el autor madrileño se centra en un tema que siempre ha sido
delicado en nuestro país: el de las diferencias entre gitanos y payos y lo hace
de un modo muy ácido, al mostrar a toda la familia robando impenitentemente,
desde el abuelo hasta el bebé que va siempre a lomos de su madre.
¿Absolutamente todos? No, el hijo mayor, es la oveja negra de la familia pues
le encanta trabajar.
Parece que, tras años de olvido, Ediciones B (que
parecía comformarse con ordeñar hasta la última gota a sus personajes estrella,
Mortadelo y Filemón) se ha decidido a publicar su fondo editorial de Manuel Vázquez, pues hasta hace poco
sólo se encontraban un par de volúmenes de la colección Olé recopilando
aventuras de Anacleto (mi favorito y el de Vázquez). Sin embargo, en el último
par de años, quizá espoleados por el éxito de la película de Óscar Aibar y de las recopilaciones de
Glénat y RBA, han editado al menos cuatro recopilatorios, el último de los
cuales es al que nos referimos aquí, La Familia Churumbel, número 145 de la
colección Magos del Humor.
En el prólogo, Antoni
Guiral, estudioso del cómic y en especial del de la antigua editorial
Bruguera, afirma que en este volumen se han incluido solamente páginas de las
que hay indicios fiables de que son de la autoría de Vázquez, pues, como se sabe, el dibujante no era muy formal a la
hora de entregar sus trabajos y a menudo tenía que ser sustituido por negros. En una ocasión le preguntaron al
historietista “¿Cómo se sabe si una historieta es realmente suya o realizada
por un negro?” y respondió, con mucha
ironía: “Si al leerla te ríes, es mía”. En ese caso tendríamos que decir que
una buena parte de las historietas de esta recopilación no son suyas. No nos
referimos a que Guiral haya hecho un
mal trabajo, no. Es que en realidad Vázquez
no siempre tenía esa inspiración tan genial de la que solía presumir y terminaba
firmando historietas mediocres. Así, en esta obra a menudo utiliza trillados
recursos humorísticos, como cuando un personaje oye que alguien tiene una cosa
valiosa, la roba y ésta resulta ser algo distinto de lo que se esperaba, o
cuando Churumbel cree tener en la mano algo valioso, le dicen que no lo es, lo
desecha y, por último, resulta que sí era de valor. También se encuentran entre
las páginas de este álbum lo que yo llamo “historietas dobles”, un manido
recurso que usaba la editorial cuando tenía que rellenar una página y que
consistía en unir dos historietas distintas del mismo personaje, con una
improvisada transición, lo que solía resultar en una cutrada.
Para los coleccionistas, cabe destacar que tan sólo
las seis primeras planchas de esta nueva edición ya habían aparecido en el
recopilatorio La familia Trapisonda y
otros personajes familiares de la colección Clásicos del Humor (RBA, 2009),
entre ellas la primera de todas, aparecida originalmente en el número 1 de la
revista El Campeón de las Historietas (1960). Las otras 35 planchas que componen
esta edición no habían sido reeditadas, al menos en los últimos años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario