sábado, 7 de febrero de 2015

Diario 3

03/02/2015. Tarde.

No puede ser que siempre empiece estos textos con "¿Qué puedo escribir hoy?". Increíblemente, algunas veces todavía pienso en M. ¿En qué estoy pensando ahora mismo? Creo que en nada. Sin embargo, no puedo evitar escuchar la conversación telefónica de mi vecina. Por cierto, que no me hace falta despertador, con los gritos de su hija. Que Dios le conserve esa envidiable capacidad torácica y esos pulmoncitos. No sé qué más escribir. ¿Es posible que realmente no esté pensando en nada? Saben que lo que trato de hacer aquí es desnudar mi conciencia delante de ustedes. Tengo un montón de cosas que hacer para el trabajo pero no me apetece hacerlas. Prefiero ir a comprar algo, cenar, ver un poco de una película y dormirme. A ver si mañana me levanto un poco antes y hago lo que tengo que hacer para mañana.



04/02/2015. A la salida del colegio.

Direztora, aztuación, aztuar, aztual, leztura.

¿A quién se le ocurrió que las tabletas no tengan teclas direccionales?


04/02/2015. Unas horas después.

¿Es bueno leer en la cama? Leo (en la cama) que no, pero a mí es donde más me gusta hacerlo.


04/02/2015. Por la noche.

La pomposa y alambicada retórica forense franquista.


07/02/2015.

Su Alteza Real del Sar.

Fallecer en un accidente de tráfico un centímetro después de la señal de tráfico que pone "Fin del tramo de concentración de accidentes".


10/02/2015.

Todos los kiwis saben igual. No son como las manzanas. Sólo pueden estar más duros o más blandos.

Estos huevos al plato están bastante bien. Es la segunda vez que los hago y he mejorado muchísimo. Apuesto a que a la tercera va la vencida.

Llamar "hijo" a alguien mayor que tú. Condescendencia rancia.

Curioso. Durante todo el día se me ocurren miles de frases graciosas para poner en el blog pero no tengo papel y boli a mano o no puedo detenerme a apuntarlas. Llega la noche, me pongo delante del ordenador a escribir y... voilà!... no se me ocurre nada.

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