sábado, 4 de agosto de 2012

Mini-crítica de "Pépé le Moko"

Pépé le Moko (Julien Duvivier, 1937) es una película policial que, si bien no me volvió loco, he de decir que cuenta con un buen guión (basado en la novela de Henri La Barthe) y una magnífica fotografía, en parte rodada en localizaciones reales en la Casbah argelina. Entre los momentos grandiosos, para recordar, de la cinta, está el momento de la muerte de Pierrot, el gran amigo de Pépé, un momento ya de por sí de gran dramatismo, reforzado por una composición que pone los pelos de punta. Otra gran secuencia de la película es la final, que no voy a describir para no destripar la trama a mis lectores que aún no hayan visto la película. La mayoría de la película está rodada en entornos de penumbra, lo cual le da al filme un ambiente muy adecuado a la historia de delincuentes que Duvivier quiere contar. Quizá lo rudimentario de las cámaras de la época contribuya también a tal efecto, pues sólo se ve enfocada la parte que el director quiere, dejando lo demás difuminado. Esto es especialmente patente en el momento referido y también cuando Pépé habla con el inspector Slimane, con éste en primer término y la cámara enfocando al fotogénico Jean Gabin. Y llegamos al quiz de por qué no funciona la película del todo para mí y es que no me creo al que en tantas ocasiones había sido el actor fetiche de Jean Renoir en este papel de asesino, ladrón y mujeriego irredento, que no duda en matar a sangre fría. Simplemente no me lo creo.

En cualquier caso, la película refleja muy bien cómo debía ser en aquel tiempo el ambiente en el laberíntico barrio argelino de la Casbah, ambiente que, según nos muestra Gillo Pontecorvo en La batalla de Argel (1966), tampoco iba a cambiar en el futuro. Ya solamente la presentación que hace del barrio uno de los inspectores que intentan cazar al delincuente Pépé le Moko lo dice todo en un discurso supongo que extraído de la novela y muy bien puntuado por imágenes muy ilustrativas tomadas en localizaciones reales: "Desde el aire, el distrito conocido como la Casbah parece como un rumoroso hormiguero, como una enorme escalera y cada una de las terrazas, un escalón que baja hacia el mar. Entre esas escaleras hay calles tortuosas que se cruzan, pasan unas por encima de las otras, unas estrechas como corredores, otras abovedadas. Por todas partes, escaleras abruptas que suben o que descienden a abismos insondables y entradas invadidas por gusanos y por la humedad. Los cafés, sombríos, están llenos a toda hora. Silenciosos callejones con nombres raros. Hay 40.000 donde debería haber sólo 10.000. De todas partes del mundo, descendientes de los bárbaros, otros tradicionalistas, misteriosos para nosotros, los kabiles, los chinos, los gitanos, los sin patria, eslavos, malteses, negros, sicilianos y españoles. Y chicas de todos los países, formas y medidas: altas, gordas, pequeñas, niñas, sin edad. Una ciudad donde nadie osa arriesgarse. Las casas tienen patios cerrados, aislados como células, se comunican entre ellos por las terrazas, que son el dominio exclusivo de las mujeres del lugar. Pero los europeos los toleran. Forman una ciudad aparte. De escalón en escalón, puede bajarse hacia el mar. Colorida, dinámica, multifacética, ruidosa. No hay una Casbah, hay cientos, miles".


El equipo dirigido por Leonard Maltin le da la máxima puntuación (cuatro estrellas) y dice sobre ella en su Movie Guide de 2011: "Exquisitely photographed and directed".

Por una vez, tengo que contradecir a mi ídolo cinematográfico, Carlos Aguilar, pues en la edición de 2009 de su Guía del cine comete un error al decir que Pépé está enamorado de una argelina, pues lo está de una parisiense. Lo que sí tiene es otra mujer que está enamorada de él y no es correspondido, si bien por su atuendo y por su nombre (Inés), tampoco parece argelina sino más bien una gitana española.

Ficha en IMDb: http://www.imdb.com/title/tt0029453/
Ficha en filmaffinity: http://www.filmaffinity.com/es/film813905.html

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