Conocí a Will en mi primer verano en Madrid. Yo estaba bastante aburrido. Las nuevas tecnologías tienen sus cosas malas, pero en este caso Santa Tecla se alió conmigo. Me salió en facebook la sugerencia automática de un evento del que no tenía ni idea. El festival Rizoma hacía una especie de homenaje a More y a Zulueta con la proyección de Arrebato, precedido de algunos cortometrajes del cineasta vasco en los que utilizaba al actor (¿o modelo?) como su propio reflejo ante el espejo de la cámara de super 8. El debate posterior a la proyección de los cortos, con un Will balbuceante, dejó claro que su cabeza probablemente hubiera vivido tiempos mejores.
Al salir, me hice una foto con él y conseguí su contacto.
Tengo que decir que Arrebato es una de mis películas favoritas, pero no por razón sino por corazón. Se trata de un film que en su momento me supuso un verdadero puñetazo en el cráneo. En él Pedro P./Will es el alter ego del cineasta. Me defraudó enterarme más tarde, a través de Augusto M. Torres, productor ejecutivo de la cinta, de que su voz fue doblada... ¡¡¡POR EL PROPIO IVÁN!!!, lo que me indica que realmente estamos tratando con un modelo, más que con un actor. Aunque, por otro lado, ¿por qué defraudarse? Ahora cobra más interés la tesis del espejo de la que hablaba.
Invité a Will al cine fórum La Claqueta. Andrés Duque nos había puesto en contacto con Virginia Montenegro, viuda del pintor Vicente Ameztoy, que se ocupa del legado de Zulueta. Ella nos conminó:
- ¿Pero cómo van a ir hasta el lugar del evento? ¿Te has dado cuenta de cómo está Will?
- Se lo he dicho a Carmen y ha apuntado dirección, fecha y hora.
- ¿Pero no ves que ella está peor?
Su llegada al local, acompañado por Carlos (que lo atiende como un enfermero personal) fue todo un poema. Cuando empezó el debate —me acuerdo perfectamente— Carmen hizo a Will imitar a Francisco Franco y luego éste se puso a insultar a Almodóvar y hacer toda una serie de otras inconveniencias. Era patético y yo quería acabar con ese suplicio, pero Carlos, que lo estaba grabando todo, quería alargar la charla un poco más. El público iba poco a poco abandonando el local y al final quedamos tan solo cuatro o cinco personas. Para colmo, tuve que pagar parte de la cuenta de taxis y cena de Will, Carmen, Virginia y unos cuantos acoplados, ya que a Carlos se le acabó el dinero. ¡Menos mal que al menos Virginia quedó contenta!
Tras más de un año, la familia More al completo (con su otra hermana, Alicia) volvió a La Claqueta, que había pasado del pequeño Atomic Bar en Malasaña a la mucho más espaciosa Tabacalera de Lavapiés, para el estreno en Madrid de Kunstkammer. Tras la proyección del corto, Carlos le hizo una jugarreta a Will: sin avisarle previamente, puso un fragmento del Cómo se hizo (tuvo la previsión de documentar con otra cámara todo el proceso de rodaje), en el que se mostraba a Joaquín y a un servidor charlando en un descanso de la filmación. A Will no le gustó nada la cándida imagen que mostraba al no saberse grabado. Carlos le pidió perdón y no llegó la sangre al río.
En realidad en esta ocasión yo no les había invitado (después de la primera experiencia), lo hizo Carlos, así que tenía miedo de que estuvieran enojados conmigo. Todo lo contrario: al terminar el evento los tres hermanos con sonrisas en sus caras me dieron grandes abrazos.
Guardo en mi mente muy buenos momento con los More, como la Nochevieja de 2013, que pasé con
ellos y Carlos y una botella de cava. También recuerdo que una vez me
los encontré por casualidad cerca de la plaza del 2 de Mayo (justo
después de dejar a Carlos y su familia en Atocha para tomar el tren) y echamos una agradable parrafada.Su llegada al local, acompañado por Carlos (que lo atiende como un enfermero personal) fue todo un poema. Cuando empezó el debate —me acuerdo perfectamente— Carmen hizo a Will imitar a Francisco Franco y luego éste se puso a insultar a Almodóvar y hacer toda una serie de otras inconveniencias. Era patético y yo quería acabar con ese suplicio, pero Carlos, que lo estaba grabando todo, quería alargar la charla un poco más. El público iba poco a poco abandonando el local y al final quedamos tan solo cuatro o cinco personas. Para colmo, tuve que pagar parte de la cuenta de taxis y cena de Will, Carmen, Virginia y unos cuantos acoplados, ya que a Carlos se le acabó el dinero. ¡Menos mal que al menos Virginia quedó contenta!
Tras más de un año, la familia More al completo (con su otra hermana, Alicia) volvió a La Claqueta, que había pasado del pequeño Atomic Bar en Malasaña a la mucho más espaciosa Tabacalera de Lavapiés, para el estreno en Madrid de Kunstkammer. Tras la proyección del corto, Carlos le hizo una jugarreta a Will: sin avisarle previamente, puso un fragmento del Cómo se hizo (tuvo la previsión de documentar con otra cámara todo el proceso de rodaje), en el que se mostraba a Joaquín y a un servidor charlando en un descanso de la filmación. A Will no le gustó nada la cándida imagen que mostraba al no saberse grabado. Carlos le pidió perdón y no llegó la sangre al río.
En realidad en esta ocasión yo no les había invitado (después de la primera experiencia), lo hizo Carlos, así que tenía miedo de que estuvieran enojados conmigo. Todo lo contrario: al terminar el evento los tres hermanos con sonrisas en sus caras me dieron grandes abrazos.
Posteriormente me han pasado otras dos cosas relacionadas con los Alonso-Colmenares y el cine. Una es que fui a ver al cine la película documental Antonio Vega. Tu voz entre otras mil, un film hagiográfico en el que todos los entrevistados hablaban maravillas del homenajeado. Todos menos nuestra pareja de mellizos, que despotricaban contra el cantante con una serie de exabruptos en mi opinión muy graciosos. Lo más curioso del caso es que en la sala nadie se reía, solo yo, tal vez porque era el único que los conocía en persona. Algo parecido me sucedió al ver Berlin Blues, de Ricardo Franco, otra de las pocas películas que hizo Will en su momento más álgido, en la que no sabía que había trabajado y su aparición en la pantalla me cogió indefenso. Al verlo tan guapo y jovencito, la verdad es que sentí una sensación entre ternura y pena por el paso del tiempo.
Por motivos que no vienen al caso, mi relación con los More se fue entibiando y la verdad es que las últimas veces que Carlos los ha ido a visitar, no le he acompañado. Así que, pese a haber conocido en persona a un modesto mito del cine español y llegar a tener bastante trato con él, a fin de cuentas veo que no lo he conocido en verdad (no sé si, como decía al principio, por culpa de Carmen o de Iván o por qué) y tal vez nunca lo llegue a hacer.
Fotos de Javier Suárez
Me acabo de enterar que ha muerto hoy
ResponderEliminar¿Seguro que la voz de Pedro fue doblada por Zulueta? En el minuto 19 de este vídeo se recoge una entrevista en la que Will More habla sobre la dificultad de interpretar a su personaje, entre otras cosas, porque implicaba hacer varias voces. http://www.rtve.es/alacarta/videos/en-memoria-de/memoria-ivan-zulueta/684908/
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