martes, 11 de agosto de 2020

Milagros de santos: San Benedicto y el puente de Aviñón

San Benedicto pertenece a un grupo de santo del que todavía no hemos hablado en esta sección y que los franceses llaman "les incorruptibles", se trata de santos que al morir aparentemente no se pudren e incluso huelen bien. De ahí la frase "en olor de santidad".

Lo que queda del puente de Aviñón, iniciado por San Benedicto


San Benedicto debía de ser un santo fortachón porque su único mérito para entrar en el reducido grupo de los canonizados es que se empeñó en que se construyera un puente en Aviñón. Hasta tal punto estaba tan determinado a ello que hay testigos que lo vieron cargar la primera piedra del puente, pero no era una piedra cualquiera. Era de un tamaño y un peso descomunal, lo que hizo pensar a los testigos que tuvo que estar ayudado por la gracia divina, pues una sola persona no sería ni de coña capaz de cargar semejante armatoste.

Pero esto no era a lo que íbamos. A lo que íbamos es que años después, al morir Benedicto, lo enterraron una pequeña ermita al pie del puente. Mucho después, una riada destrozó parte del puente y la ermita y quedó la tumba de Benedicto al aire, con lo que todos pudieron comprobar que su cuerpo no solo no se había corrompido sino que, volviendo a la frase, olía a santidad, que debía ser algo parecido a una mezcla de perfume pachulí y aroma de rosas.

Esto nos da pie a una serie de artículos sobre todos esos mencionados "incorruptibles", pero ya será en otra ocasión.

lunes, 10 de agosto de 2020

Milagros de santos: La virgen de Chilla y la cabra resucitada

Me encanta viajar por España. Y lo mejor de los viajes es que siempre das con una iglesia o ermita donde en tiempos se ha producido algún milagro.

Hace poco estuve en la sierra de Gredos y por casualidad di con la ermita de la virgen de Chilla, cerca de Candeleda. Resulta que en este lugar, conocido por ser sede de pastores (hasta el día de hoy), se han producido, según la tradición, un montón de prodigios, que los lugareños atribuyen a la mencionada virgen. El primero de esos milagros es el más llamativo. Resulta que hace mucho tiempo se hallaba un pastor llamado Finardo. Según la leyenda, al pastor se le murió una cabra y acto seguido se le apareció la virgen. Bajó al pueblo para tratar de dar la buena noticia a la gente del lugar, pero nadie le hizo caso, todos se rieron de él. Así que volvió a subir al lugar donde se halla hoy la ermita, donde (siempre según la leyenda) la virgen le impuso dos dedos, que se le quedaron marcados en la cabeza y le dijo que le iba a resucitar la cabre, tras lo que bajó a Candeleda de nuevo. Al ver los estigmas parece que la gente del pueblo ya sí le creyó y subieron todos al lugar mencionado, donde encontraron la cabra resucitada.

Ahora pregunto yo, ¿cómo sabían que era la misma cabra?