Se trata de una religiosa llamada Sor Patrocinio y conocida como la Monja de las Llagas, que profesaba en el monasterio fundado por el Caballero de Gracia, mencionado en la anterior entrada del blog. El fallo del tribunal se debió a que varios médicos demostraron que las llagas que le salían a imitación de las de Cristo se debían a heridas autoinfligidas. Por este motivo, fue desterrada. Pero es que resulta que esta monja era considerada poco menos que una santa por gran parte del pueblo de Madrid y también por su reina, Isabel II, que levantó el destierro y la permitió volver a la villa y corte, donde, por cierto, parece ser que tuvo mucha influencia en las decisiones políticas de la monarca.
Retrato fotográfico de Sor Patrocinio. Si hasta tenía cara de diablesa... |
Pero lo que decía antes de que este caso es un tanto dudoso es también por otro motivo. Resulta que esta adorable monjita al parecer tenía tratos con el diablo, el cual la llevaba en volandas por el camino de Aranjuez. Otra noche, la llevó al puerto de Guadarrama y al volver la dejó en el tejado del convento, de modo que las monjas tuvieron que salir a gatas por una buhardilla para recogerla. En el juicio se demostró que no era tan difícil acceder al tejado desde dentro, pero, en fin, a lo que iba, que esta santa metomentodo, amiga de la reina y hacedora y deshacedora de entuertos, no se sabe si era santa o diablesa.
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