Esta película demuestra que lo que te enseñan en las escuelas
de cine y de guion no vale para nada. Porque, según ellas, una historia hoy no
se puede contar como se hacía en los años 20. Y eso es precisamente a lo que
juega este film. Hay algo de esta excesividad en todo el cine de Kaurismäki,
pero, en este caso, todo es más exagerado. Se nota que el cineasta ve mucho
cine mudo y ha logrado recrear el tipo de actuación y fotografía que se
utilizaba entonces con los medios de hoy. Lo mismo puede decirse de la
iluminación y de la planificación. Para poner un ejemplo, la primera escena en
el bar tiene un inserto de los vasos chocando que no se utiliza hoy y sí en el
mudo. Uno de los grandes momentos de la película. La iluminación, en concreto,
con esos claroscuros tan pictóricos demuestra el conocimiento de este cineasta
del cine expresionista alemán y, sobre todo, la obra de Carl Theodor Dreyer.
La historia, muy esquemática, está basada en una novela del
mismo título de Juhani Aho de 1911, sobre una pareja que vive feliz en su mundo
rural hasta que llega el tercero en discordia de todo triángulo amoroso, un
capitalino que por casualidad entra en este entorno edénico a robarles la paz
con sus promesas del lujo y la sofisticación de la ciudad. En manos de Kaurismäki,
un argumento tan tenue no resulta en absoluto es aburrido ni ridículo, al
contrario, se convierte en algo muy cercano y emocionante. En otras películas
del mismo director estamos acostumbrados a ver a los mismos actores, pero sin
sobreactuar, haciendo movimientos robóticos al estilo del cine de Bresson. Sin
embargo, aquí exageran como si fueran actores de un film mudo, que es realmente
lo que es Juha... y funciona.
El filme se articula entorno a dos puntos de giro: el momento
en el que Shemeikka (André Wilms) pisa una mariposa y nos damos cuenta de que
es malo y un único flash-back de la película, en el que Marja (Kati
Outinen) recuerda su boda, que supone el momento en el que se da cuenta de que
realmente quería a Juha (Sakari Kuosmanen). Tan solo dos momentos fugaces en
una película, corta, eso sí, hacen avanzar una emocionante trama sin caer en lo
simplón.
En resumen, se trata de una rareza en la filmografía de uno
de los grandes directores de la actualidad y, a la vez, de una gran película
que plantea una posible vía para hacer cine que no ha sido muy seguida antes o
después de esta cinta.
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