La gente del mundillo del teatro y el cine siempre dicen que es más fácil hacer reír que hacer llorar y que los premios siempre se dan por papeles dramáticos, menospreciando lo cómico y lo humorístico. No sé si es esto verdad, pero de lo que sí doy fe es de que a menudo el público menosprecia lo cómico.
Recuerdo que hace mucho tiempo fui con una amiga a ver una comedia española y ella se pasó toda la película riéndose. Al salir, le pregunté si le había gustado y dijo:
- ¡Bah! ¡La típica españolada!
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