jueves, 19 de noviembre de 2020
domingo, 18 de octubre de 2020
¡Confirmada concluyentemente mi teoría sobre "Clandestino"!
Carta a mis amigos cineastas
Amigos cineastas: si os piden que hagáis la versión del director de vuestra vieja película, no le añadáis los diez minutos que el productor os cortó en su día. Añadidle 40 minutos de material sobrante. Así dentro de unos pocos años podéis sacar la versión con los diez minutos extra y llamarlo el "corte definitivo".
Odio los domingos
domingo, 4 de octubre de 2020
Hoy con... Milucho
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Emilio Vázquez, "Milucho" |
Milucho: ¡Entrevista exclusiva! ¡La primera que me hacen! bueno creo que me habían hecho una en el 87.
Jesús de la Vega: ¿Cómo nació la sala Avenida?
M: El negocio lo abrió mi padre en el 68, en lo que ahora es el bajo del edificio. Era una sala de fiestas. Yo acababa de nacer y estuvo así hasta el 79. Luego vino el boom de las discotecas y se hizo la primera transformación. Se llamaba Discoteca Blanca 6. Duró hasta el 82. En aquel entonces la población de la zona empezó a bajar bastante y dejamos la mitad interior del local como disco-bar y montamos un bar en la parte exterior. Me acuerdo que de pequeno de junio a septiembre mis padres no abrían el "baile" (como le llamaban) porque había fiestas en todas las aldeas (ya sabéis cómo es la dispersión poblacional en Galicia), que eran gratis, mientras que para entrar en la discoteca había que pagar. Desde 1982 hasta el 90 y tantos quedó medio disco-pub y medio bar, como he dicho. A partir del 94 ya regentaba yo el disco-bar con mis padres. A partir del 96 empezaron a venir Castor y Rulos y empezamos a traer bandas de Lugo, como The Groovefathers. Como teníamos licencia de sala de fiestas, podía hacer conciertos y me parecía una pena desaprovechar esa oportunidad, pues tenía amigos en grupetes.
J.V.: ¿Se gana mucho en este negocio?
M: Los "cartos" (dinero en gallego) siempre han sido inexistentes... incluso ahora. No se trata del éxito económico, sino de organizar un evento para que la gente salga, se reúna y haga algo fuera de lo común.
J.V.: ¿Qué tipo de conciertos organizas?
M.: Traemos a gente de Lugo, Chantada, Santiago, Portugal e incluso acabamos de traer a un cubano, Jorgito Camancola, que se movía mucho con la gente del entorno de Javier Krahe y le hizo un homenaje. Traemos grupos modestos con repertorio propio no virtuosos que hacen tributos a grandes bandas. Desde estas líneas quiero dar las gracias a Rulos, que me ayudó mucho con los grupos, con la música. Ahora tenemos más facilidades. Antes teníamos que ir buscando al público y a las bandas una a una y hoy en día los grupos nos llaman porque quedan contentos y unos avisan a otros. Es algo modesto, no cobramos entrada, tiramos de la barra. La sala Avenida está en la zona rural, en el interior de Lugo. Estamos rodeados de lobos. No es como en la costa. Aquí un refresco cuesta dos euros; una copa, cinco. Yo, que voy mucho a conciertos y festivales, veo cómo clavan a la gente. Incluso si alguien no quiere consumir, no pasa nada. Lo que me interesa es que esté la sala llena y no sea "pachangada". De pequeño, veía los grupos, que venían a mi casa. Me dejaban hurgarles en los instrumentos y a mí me gustaría que eso siguiera como lo hacían mis padres, que a su nivel siempre fueron muy amantes de la música y es algo que me gusta hacer aunque pierda "cartos", que antes ocurría más veces, pero ya cada vez ocurre menos. A mí me dicen que soy muy pesado haciendo promoción y poniendo carteles, pero la persistencia da resultado en todo, hasta para fregar. Cuanto más insistas, mejor te saldrán las cosas. Hay que estar ahí, no bajar la guardia; al contrario, ir a mejor. El mes pasado hubo tres eventos, con cinco grupos en total. Mantener este nivel, traer 40-60 personas a un pueblo pequeño como Escairón, resulta difícil. Incluso en ciudades más grandes. Me gusta todo tipo de música: folk, rock, blues, jazz, hip hop, underground, música electrónica. He escuchado de todo en la vida y aprecio todo lo que es bueno. He traído a gente original, como un grupo valenciano que se llama Betunizer, que son increíbles, tienen un ritmo escalonado, sincopado, que nunca había escuchado antes, con voces llevadas hasta el máximo, otras veces bajas. Hacen como un hardcore melodico pero muy original, que cuando lo escuchas dices "esto tiene algo".
J.V.: ¿Cuáles han sido algunos momentos álgidos de la historia de la Sala Avenida?
M: El primer festival que hicimos en la calle, en el que estuvieron Holywater y Cats and Monkeys, que es una funk big band con una cantante increíble que se llama Noe. En 2014 repetí exactamente el mismo cartel que tenían en la Sala Capitol de Santiago. Solo que en Santiago cobraban 20 euros de entrada y aquí fue gratuito. Cada año vamos a mejor. El año pasdo tuvimos a Meneo, que estuvo en el Sonar y es bastante conocido. Hace música con una Game Boy. Como hombre-orquesta no tiene precio.
martes, 11 de agosto de 2020
Milagros de santos: San Benedicto y el puente de Aviñón
San Benedicto pertenece a un grupo de santo del que todavía no hemos hablado en esta sección y que los franceses llaman "les incorruptibles", se trata de santos que al morir aparentemente no se pudren e incluso huelen bien. De ahí la frase "en olor de santidad".
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Lo que queda del puente de Aviñón, iniciado por San Benedicto |
San Benedicto debía de ser un santo fortachón porque su único mérito para entrar en el reducido grupo de los canonizados es que se empeñó en que se construyera un puente en Aviñón. Hasta tal punto estaba tan determinado a ello que hay testigos que lo vieron cargar la primera piedra del puente, pero no era una piedra cualquiera. Era de un tamaño y un peso descomunal, lo que hizo pensar a los testigos que tuvo que estar ayudado por la gracia divina, pues una sola persona no sería ni de coña capaz de cargar semejante armatoste.
Pero esto no era a lo que íbamos. A lo que íbamos es que años después, al morir Benedicto, lo enterraron una pequeña ermita al pie del puente. Mucho después, una riada destrozó parte del puente y la ermita y quedó la tumba de Benedicto al aire, con lo que todos pudieron comprobar que su cuerpo no solo no se había corrompido sino que, volviendo a la frase, olía a santidad, que debía ser algo parecido a una mezcla de perfume pachulí y aroma de rosas.
Esto nos da pie a una serie de artículos sobre todos esos mencionados "incorruptibles", pero ya será en otra ocasión.
lunes, 10 de agosto de 2020
Milagros de santos: La virgen de Chilla y la cabra resucitada
Me encanta viajar por España. Y lo mejor de los viajes es que siempre das con una iglesia o ermita donde en tiempos se ha producido algún milagro.
Hace poco estuve en la sierra de Gredos y por casualidad di con la ermita de la virgen de Chilla, cerca de Candeleda. Resulta que en este lugar, conocido por ser sede de pastores (hasta el día de hoy), se han producido, según la tradición, un montón de prodigios, que los lugareños atribuyen a la mencionada virgen. El primero de esos milagros es el más llamativo. Resulta que hace mucho tiempo se hallaba un pastor llamado Finardo. Según la leyenda, al pastor se le murió una cabra y acto seguido se le apareció la virgen. Bajó al pueblo para tratar de dar la buena noticia a la gente del lugar, pero nadie le hizo caso, todos se rieron de él. Así que volvió a subir al lugar donde se halla hoy la ermita, donde (siempre según la leyenda) la virgen le impuso dos dedos, que se le quedaron marcados en la cabeza y le dijo que le iba a resucitar la cabre, tras lo que bajó a Candeleda de nuevo. Al ver los estigmas parece que la gente del pueblo ya sí le creyó y subieron todos al lugar mencionado, donde encontraron la cabra resucitada.
Ahora pregunto yo, ¿cómo sabían que era la misma cabra?
sábado, 2 de mayo de 2020
"Ana y los lobos" y "Mamá cumple 100 años", díptico de las dos Españas
Dos de las que más me han llamado la atención han sido Ana y los lobos (1973) y su continuación, Mamá cumple 100 años (1979), ambas dirigidas por Carlos Saura y ambas con los mismos actores en los mismos papeles, pues se supone que los personajes se reúnen años después del primer encuentro. Así, pues, se trata de un díptico alegórico de la situación política española, en la línea de La caza (C. Saura, 1966), Furtivos (J.L. Borau, 1975) y Las truchas (J.L. García Sánchez, 1978).
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Geraldine Chaplin en "Ana y los lobos" (1973) |
En la primera de ellas, Ana y los lobos (con guion de Saura y el gran Rafael Azcona), una institutriz extranjera llega a una casa en el medio del campo. Esta extranjera, Ana (Geraldine Chaplin), ve las relaciones de la familia desde fuera, como el protagonista de Doña Perfecta de Galdós ve la sociedad de Orbajosa. En la casa vive Mamá (Rafaela Aparicio), que representa España, sus hijos José (José María Prada), Fernando (Fernando Fernán-Gómez) y Juan (José Vivó) y tres nietas, hijas de Juan. Los tres hijos representan cada uno de ellos un estamento del régimen franquista: José, el ejército y más concretamente a Francisco Franco, pues tiene un museo en el que reúne viejas glorias militares y no para de probarse uniformes militares; el falso asceta Fernando, la Iglesia, y Juan, el ciudadano de a pie (el famoso tercio familiar), pues es el único que tiene descendencia. Lo primero que le dice José a Ana es que Juan y su mujer no son capaces de cuidar la educación de sus hijas, por lo que él ejerce como protector ("pater familias", dice literalmente), en una clara referencia al "no se os puede dejar solos" franquista. Todos los hermanos quieren algo de Ana: Juan pretende que sea su amante (aparte de regodearse enviándole cartas obscenas); José quiere que le limpie los trajes y le tenga ordenado el museo de pasadas glorias (esa es su perversión). Parece que tan solo Fernando, representante de la Iglesia, la quiere ayudar y redimir pero hacia el final de la película vemos que se trata del mayor depravado de los tres. Tiene una perversión que consiste en querer cortarle el pelo a Ana y así ella descubre que también quiere algo de ella quien en principio parece solo velar por su bien.
También puede ser analizada esta primera parte del díptico de un modo freudiano. Los tres hijos, cada cual con su parafilia, han matado al padre y tienen que luchar entre ellos por los favores de la mujer que viene de fuera.
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Rafaela Aparicio en "Mamá cumple 100 años" (1979) |
A la segunda parte, Mamá cumple 100 años (ya con guion solo de Saura, sin Querejeta), le falta la fábula freudiana y nos quedamos tan solo con la alegoría política. La película empieza con la llegada de Ana a la casa en la que había estado años antes para celebrar el centenario de Mamá. Descubrimos que Juan, que representa al dictador, había muerto "tres años antes", o sea aproximadamente la fecha de la muerte de Franco. Ahora el resto de la familia carece de la tutela del que ponía orden. La casa está hundida. No tienen dinero y las nietas se llevan muy mal. Eso lleva a los dos hermanos que quedan vivos a ponerse de acuerdo para matar a Mamá, que encarna a España. Solo la observadora extranjera puede salvarla y, de hecho, lo hace.
En resumen, me llama la atención que lo que viene a decir Saura en fecha tan temprana como 1979 es que tras la muerte de Franco, las restantes fuerzas políticas se han aliado para matar a Mamá España. Parece que el cineasta aragonés tuviera esperanzas en las fuerzas políticas de la oposición pero que, una vez muerto Franco, estas le decepcionaran.
Es curioso, porque en el libro que estoy leyendo, el colectivo Marta Hernández pone literalmente a parir al llamado Nuevo Cine Español y muy especialmente a las películas producidas por Elías Querejeta. La tesis de Hernández es que la supuesta crítica al régimen que hacen estas películas en realidad no era tal, pues por un lado, servían para lavar la imagen del régimen franquista de cara al exterior y, por otro, en el interior casi nadie las veía, con lo cual no tenían un efecto movilizador en el público general y, para colmo, desmovilizaba al público cinéfilo y politizado. Curiosamente, estas circunstancias de desmovilización política y de connivencia entre la supuesta izquierda y el franquismo, que no niego, lograron paradójicamente llevar al celuloide algunas de las mejores películas del cine español de todos los tiempos, como es el caso de las dos aquí analizadas.
lunes, 27 de abril de 2020
De Shakespeare al mono Naruto
Leo estos días sobre dos pleitos relacionados con la propiedad intelectual que tuvieron lugar en distintos momentos y que me han hecho reflexionar a la luz del mencionado libro.
El primero de ellos se trata de la demanda puesta por ABKCO, empresa que gestionaba los derechos de los primeros discos de The Rolling Stones, a Richard Ashcroft the The Verve por su éxito de 1997 "Bitter Sweet Symphony". La peripecia de esta canción en los tribunales es larga y enrevesada. No sé si conocéis el caso pero para aquellos de vosotros que no, trataré de resumirla.
La canción fue escrita, letra y música, por el mencionado líder de The Verve. La cuestión que dio lugar a la demanda es que parte de su éxito se debió a que prácticamente toda la canción reposa sobre un sample de cuatro compases de una versión orquestal del tema de 1965 "The Last Time", compuesta por Jagger y Richards (para complicar nás las cosas, esta canción también bebe sospechosamente del tema de los Staple Singers titulada "This May Be The Last Time"). Esta versión orquestal había sido grabada y publicada en el mismo año por la orquesta de Andrew Loog Oldham, que había sido manager de los Stones. Allen Klein, entonces propietario de ABKCO, denunció a The Verve porque, aunque habían pagado los derechos de rigor, al parecer el sample era más largo de por lo que habían pagado. Como el disco ya estaba en las tiendas, si no querían que todas las copias se retiraran de circulación, tenían que pagar el 100% de los royalties a la compañía de Klein y a partir de ese momento poner en todos los discos como únicos autores Jagger/Richards, lo cual es totalmente absurdo, pues, como he dicho, se trata de una canción completamente nueva. Se dio la paradoja que esta canción ganó un premio como mejor composición británica del año. Pero ¿era un tema nuevo? Según el fallo del tribunal de justicia, no.
No me voy a enrollar más, porque el lío de tribunales siguió (Andrew Loog Oldham también denunció para sacar su parte de tajada). A lo que voy es que en realidad la canción no es un plagio. En todo caso sería un plagio del arreglo de una canción que a su vez también es un plagio. ¿Me estoy liando?
En fin, lo que quería decir es que, volviendo al libro de Lessig, no veo por qué tienen que poner en los créditos de la canción "compuesta por Jagger/Richards" porque en realidad lo que hicieron The Verve fue poner un sample de una canción que es a su vez una obra derivada de otra, en términos de Lessig. La música, como otras artes, es algo vivo en lo que todo el mundo se inspira y bebe de composiciones anteriores, con lo cual, perdónenme señores jueces, pero se trata de uno de los fallos judiciales más absurdos de la historia de la música.
En cualquier caso, todo acabó en 2019 cuando los propios Jagger y Richards, tal vez dándose cuenta de lo injusto del caso, hicieron que futuros royalties vayan a caer a los bolsillos de Ashcroft a pesar de que legalmente podían haber estado cobrando por esta canción el resto de sus vidas. ¡Eso sí que es raro! ¡Que alguien en este mundillo regale dinero!
Y es que esta sociedad en la que vivimos está obsesionada con la autoría y con la propiedad, sobre todo si hay dinero de por medio, pero no siempre fue así. Por ejemplo, en la Edad Media, antes de la llegada del Renacimiento, los maestros canteros no firmaban sus obras. Que yo sepa, no existía el concepto de arquitecto, un artista que concibiera una catedral de pe a pa. Las obras arquitectónicas eran constructos colaborativos.
Y eso me lleva al segundo caso judicial del que os quería hablar.
Es el del mono indonesio que se hizo un selfie. Supongo que todos conocéis este caso. El fotógrafo británico David Slater fue a la selva de Indonesia, preparó la cámara sobre un trípode y dejó que un macaco pulsara el botón. Slater las publicó en un diario en 2011 y posteriormente la fundación Wikipedia las incluyó en Wikimedia. Un abogado, en representación del fotógrafo, les pidió que las retiraran pero se negaron, tras lo que se entabló una serie de juicios que llevaron a que el fotógrafo perdiera los derechos sobre las fotos, pues los juzgados dictaminaron que alguien no humano no puede tener derechos de autor, con lo cual las fotos pasaron al dominio público. Para colmo, la asociación defensora de los derechos de los animales PETA también se metió en el pleito diciendo que actuaba en defensa del mono, al que llamaron Naruto. Los jueces desestimaron esta denuncia pues decían que la asociación no buscaba proteger a Naruto sino a sus propios intereses (para colmo, en el juicio no quedó claro que el "artista" fuera Naruto, pues hubo varios selfies y pudieron ser tomados por distintos monos).
Creo que todos estamos de acuerdo con que alguien no humano no puede tener derechos de autor. Pero lo que no está tan claro es quién es el autor de las fotos. Según el tribunal de justicia encargado del caso, el autor de las fotos es el mono, pero ¿el simple hecho de darle al botón de la cámara significa que eres autor de una foto, de una obra de arte? La mayoría de los artistas profesionales tienen sus asistentes, que son los que realmente le "dan al botón". También en cine el que "le da al botón" no es el propietario de la obra, que sería el productor, ni el "artista", que sería el director, sino el operador de cámara. ¿Esto le otorga la autoría a él? Lo mismo pasa en las artes plásticas. Por ejemplo, Andy Warhol tenía sus asistentes que le hacían el trabajo sucio y se manchaban las manos. ¿Quién era ahí el artista?
Ya para meternos en otro jardín, últimamente se han destapado casos de artistas (casi siempre hombres) que firmaban cuando realmente el trabajo lo hacían otros, en muchos casos mujeres. El último que se destapó fue el del pintor Antonio de Felipe y Fumiko Negishi.
Os dejo con los últimos fotogramas de la película Film Socialisme (2010) de Jean-Luc Godard. El último reza "Cuando la ley no es justa, la justicia es saltarse la ley".
jueves, 23 de abril de 2020
Milagros de santos XIX: la habitación sagrada
martes, 21 de abril de 2020
Mini-lección de historia norteamericana
Y es que a los estadounidenses no les gusta deber nada a nadie.
Otro no-pensamiento religioso
...
Sinceramente (y suponiendo que yo estuviera entre ellos), no sé si me vale la pena esperar tanto.
Pitágoras era un vago
No-pensamiento amoroso
- Ya, no hay mucha gente como tú... por suerte.
Refrán raro
martes, 3 de marzo de 2020
Más presentaciones del caniche
El jueves 5 de marzo a las nueve de la noche participaré en el Anti-Slam organizado por Ignacio Perini en el Aleatorio (C/ Ruiz) y aprovecharé para hacerme un poco de auto-bombo. Es muy probable que gane esta competición, dado que vence el peor poeta. Aquí os dejo el cartel.
lunes, 27 de enero de 2020
Presentación de "El caniche de Nietzsche"
El fanzine está lleno de chistes y solo cuesta tres euros. Lo podéis comprar escribiendo en los comentarios de esta entrada o acudiendo a cualquiera de las presentaciones.
La primera de ellas será el miércoles 5 en el concurso de poesía escénica Poetry Slam, en el Intruso (C/ Augusto Figueroa), a partir de las 21:00 horas.
La segunda será el lunes 10 en el micro abierto Comedia Estupenda, en el bar Estupenda (C/ San Roque) a partir de las 21:30.
Por último (de momento), lo presentaré en el restaurante y espacio cultural Nanai (C/ Barco 26), donde estaré arropado por nada menos que tres DJs, Cristiano Sorrentino de GialloMusica, que actuará en España por primera vez desde mayo, y Los Cutrinhos, en el que será también su esperado regreso a los platos tras meses de ausencia.