Te empeñaste en que teníamos que buscar piso para vivir juntos en lo peor de nuestra relación. Me encargaste que lo buscara y me di de alta en el servicio de alertas de Idealista. Tras ver uno, me dejaste, pero me condenaste a contemplar mi fracaso cada día al recibir las alertas con cientos y cientos de pisos que serían ideales para nosotros, un "nosotros" que ya no existe.
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