Zeuxis (de Heraclea) y Parrasios (de Éfeso y
posteriormente Atenas) fueron pintores que florecieron durante el siglo
V a.C. Según dice Plinio el Viejo en su Naturalis Historia, ambos celebraron un concurso para determinar quién de los dos
era el artista más grande. Cuando Zeuxis desveló su pintura, que
mostraba unas uvas, aparecían tan exquisitas y tentadoras que los
pájaros bajaron volando del cielo e intentaron picotearlas. Todos los presentes pensaron que Zeuxis había ganado, pues ¿qué podría superar tan brillante pintura? Pero había que darle una oportunidad al contrincante. Parrasios pidió a Zeuxis que descorriera la cortina de su pintura. Este trató de hacerlo y se dio cuenta de que en realidasd no había tal cortina. ¡Estaba pintada! Inmediatamente, Zeuxis concedió la victoria a su oponente, tras decir: "Yo he engañado a los ojos de los pájaros, pero
Parrasios ha engañado a mis ojos, los de un artista".
En un seminario
celebrado en 1964 el psicoanalista y teórico Jacques Lacan observó que
la leyenda de los dos pintores revela un interesante aspecto del
conocimiento humano: mientras que los animales se sienten atraídos por
las apariencias superficiales, los humanos son seducidos por la idea de
lo que está oculto.
En mi opinión, esta no es la moraleja que se deriva de leyenda. Es más, en caso de ser cierto lo que cuenta, el ganador habría de ser Zeuxis, pues Parrasios logró engañar al ojo humano, mientras Zeuxis logró engañar a la propia naturaleza, si tal cosa es posible.
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