Los que habéis estado en Toledo o en su provincia tal vez conozcáis la historia del Santo Niño de la Guardia, leyenda según algunos, verdad según otros y, lo más probable, invención según otros más. Los que no la conozcáis podéis leerla en la Wikipedia o seguir leyendo este artículo, pero os adelanto de que se trata probablemente del mayor caso de invención desde el ya citado de los libros plúmbeos del Sacromonte.
Resulta que en la década de 1480 se acusó a varios judíos de haber asesinado y crucificado ritualmente a un niño en La Guardia (Toledo) durante la Pascua judía, según algunos para burlarse de la fe cristiana. Aunque nunca apareció ningún cadáver, las efectivas técnicas de la Inquisición lograron que todos los implicados confesaran los mismos hechos. ¡Pobres!
Como hemos dicho, se trata de uno de los mayores tongos de la historia de la religión católica, hecho que se demuestra porque el antisemitismo reinante en toda Europa hizo que se fabulasen casos similares en toda Europa, llamados "calumnias de sangre", siendo tal vez el caso más famoso el de Hugh de Lincoln. Sin embargo, la devoción popular que se creó en torno al inexistente niño mártir de Toledo hicieron que a posteriori varios sacerdotes escribieran sendas biografías, dándole como nombre Cristóbal (por darle alguno, vamos) y adjudicándole la friolera de ¡casi seiscientos milagros!
¡Qué imaginación tienen algunos!
Me pregunto cuándo la Iglesia lo quitará de la lista de los santos, como hizo con el ya mentado en esta serie caso de San Cipriano de Antioquía.
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