Pasaba arrolladora en su hermosura,
y el paso le dejé,
ni aun a mirarla me volví y, no obstante
algo en mi oído murmuró: «ésa es».
¿Quién reunió la tarde a la mañana?
Lo ignoro; sólo sé
que en una breve noche de verano
se unieron los crepúsculos, y «fue».
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