Cuando escuchamos canciones de moda no nos fijamos mucho en la letra. A menudo nos descubrimos a nosotros mismos tarareándolas y no nos damos cuenta de las solemnes tonterías que estamos diciendo, por no hablar de las veces que descubrimos mucho más tarde que lo que llevábamos tiempo cantándola incorrectamente. Por ejemplo, yo de pequeño pensaba que en la canción "Sufre, mamón" decía "Sufre, mi amor". Por cierto, que buscar en internet no sirve de nada, porque te encuentras de todo. Por ejemplo, el famoso tema del gran Fary "La mandanga" yo pensaba que decía "Dame la mandanga y déjame meter", ayer un tipo por la calle cantaba "Dame la mandanga y déjate de té" (que la verdad es que tiene sentido) pero en internet pone "Dame la mandanga y déjate de tema" (¡ridículo!) y mil otras cosas.
Pero es que si te fijas las canciones no tienen ningún sentido. Por ejemplo, la famosa canción andina "Verbenita" dice
Ábreme la puerta, Verbenita,
que no soy ladrón.
Por la llave vengo, Verbenita,
de tu corazón.
y luego dice:
¿Por qué has venido, quién te ha llamado, Verbenita?
¿Pero en qué quedamos? Esta canción es que la escribió alguien con desdoblamiento de personalidad o un bipolar o como se diga.
Otra canción que me hace mucha gracia es "El jardín prohibido" de Sandro Giacobbe, la famosa en la que el narrador se folla a la mejor amiga de su pareja y encima va y dice: "Lo siento mucho, la vida es así, no la inventado yo". Tío, tú lo que eres es un cacho cabrón. ¡Y encima con recochineo!
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