Estaba tan salido que necesitaba meterla en algún sitio y como no encontré ninguna otra cosa a mano, la metí en una lata de conserva, pero las hendiduras del abrelatas no habían sido muy finas y quedaron algunos picos en la hojalata. ¡Imaginaos el dolor! Bueno, la verdad es que en realidad me moló porque soy masoquista.
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