te abrazaba allá en el puente
y nos quisimos de un jalón
y en las tardes tan serenas
por las verdes arboledas
me robaste el corazón.
Luego vino el tiempo de aguas,
ya no supe donde andabas
y todito se acabó.
Para colmo de mi suerte
fue creciendo la corriente
y hasta el puente se rompió.
El puente roto le llamo yo
a tu cariño, que se rajó.
Así dejaste mi corazón,
hecho pedazos con tu traición.
Ahora tú en el puente roto
abrazada con el otro
ni te acuerdas de mi amor
porque así son las mujeres
cuando el hombre más las quiere
siempre pagan con traición.
Víctor Cordero Aurrecoechea |
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