Ver a un señor de la mano de un niño y empezar a increparlo y llamar gritando a la policía: "¡Al pederasta, al pederasta!", sin saber si son amigos, familiares o, incluso, padre e hijo... bien pensado, esta idea no es tan descabellada. Podría darse el caso. Pero ¿cómo saberlo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario